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Estrés, ansiedad, caos, decepción y miedo. Como propietarios y empresarios, todos experimentamos estas emociones en un momento u otro de nuestra trayectoria empresarial. Puede ser el miedo a que un cheque rebote o a no llegar a pagar la nómina, a que la campaña de marketing esté mal orientada, a que no dé los resultados previstos o a no poder competir eficazmente debido al aumento de los costes. Éstas son sólo algunas de las aparentemente infinitas cosas que quitan el sueño a empresarios, directivos y ejecutivos.

Cuando se experimentan estas emociones negativas, pueden resultar abrumadoras y, por desgracia, esta sensación de agobio puede llegar a debilitarnos. ¿Te has preguntado alguna vez por qué puedes pasar de estar en una gran racha a convertirte en el mejor procrastinador del mundo? El agobio puede distraerte y hacer que no veas cómo puedes hacer las cosas que tienes que hacer de la forma más eficaz. En lugar de eso, puede que te encuentres incapaz de ejecutar con eficacia, incapaz de centrarte en las tareas que son más importantes o presionándote de forma insana e insostenible. Percibes que algo va mal, pero no sabes exactamente qué es lo que no funciona o por qué no consigues hacer lo que necesitas. Lo que está impulsando estos problemas tan comunes es que las emociones en torno a las tareas son tan intensas e incómodas que ni siquiera quieres mirarlas.

En este artículo habalremos de cómo superar la sensación de estar atrapado en una fase de ineficacia, cómo superar el agobio y, en última instancia, cómo afrontar la realidad de tu negocio.

¿Qué te motiva?

Una respuesta común al estrés de tener mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo ha sido trabajar más y durante más tiempo. Con esto no sólo se obtienen grandes resultados, sino que los líderes y sus equipos se sienten vigorizados y llenos de energía por la experiencia. Todo depende de cuál sea la fuerza motriz de toda esta acción.

Cuando uno sigue exigiéndose a sí mismo sin dedicarse tiempo al amor propio y al cuidado personal, a menudo se da cuenta de que sus acciones tienen un rendimiento decreciente. Esa voz interior te dice “tienes que trabajar más… no vas lo suficientemente rápido… tienes que hacer más… tu negocio va a fracasar… etc.”. Decidido a tener éxito y a ganar, te empujas más allá de los límites saludables y te adentras en un territorio que es destructivo e insostenible.

¿Qué ocurre cuando añades amor?

Cuando inviertes esta dinámica y empiezas desde un lugar de amor propio y autocuidado, aumentas tu cociente de amor, y al hacerlo empiezas a ver que las cosas se abren para ti de una manera totalmente diferente. Cuando te acercas a ti mismo y a tu negocio con amor, tomas decisiones más conscientes. Puedes seguir trabajando duro, perseguir el crecimiento y mejorar la rentabilidad siendo amable contigo mismo y con los demás. Te sientes más realizado como líder, tienes empleados más felices y también acabas con clientes más satisfechos. Además, crearás una situación y una cultura sostenibles a largo plazo.


¿Cómo se aumenta el cociente amoroso?

El cociente amoroso se refiere a tu habilidad, propensión o capacidad para ser amable y cariñoso contigo mismo y con los demás. Elevar el cociente amoroso tiene dos vertientes. El primero es ampliar tu comprensión del amor y de lo que significa ser amable y cariñoso contigo mismo y con los demás, y el segundo es la práctica del autocuidado y el amor propio.

El autocuidado es un aspecto del amor propio. Comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio, dormir lo suficiente y tomarse un descanso de vez en cuando son algunos ejemplos de autocuidado. Desde el punto de vista más sencillo, dar un paseo o sacar tiempo para comer, no quedarse todo el día en el escritorio o delante de la pantalla del ordenador, son formas de cuidarse. En el mundo acelerado en el que vivimos, estas cosas no siempre son tan fáciles de conseguir como parecen, pero son de vital importancia.

El autocuidado también incluye las muchas cosas aparentemente insignificantes que haces cada día para cuidarte: cosas como llevar zapatos cómodos, crear un espacio de trabajo ergonómico o incluso lavarte los dientes. El autocuidado es una función del amor propio, y empieza por darse cuenta de que muchas de las cosas que ya está haciendo son en realidad una forma de amor propio.

Una de las formas de aumentar tu cociente de amor es cuidando tu cuerpo, tu mundo exterior y tus relaciones con los demás. Muy a menudo, encuentro que las personas en posiciones de liderazgo se sienten culpables por cualquier cosa que pueda considerarse “tiempo personal”. La cultura imperante entre los machos y las hembras alfa es que, para estar en lo más alto, hay que dedicarse por completo al trabajo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Sin embargo, cuando te das la libertad de hacer las cosas que te llenan, esas cosas se convierten en actos de amor propio. Pasar tiempo con la familia, preparar una comida sana o jugar al golf son cosas que pueden llenar tu reserva interna de amor.

El autocuidado es también un reflejo de lo profundamente que te has amado a ti mismo. Una de las formas más sencillas y eficaces de quererse a uno mismo es practicar el “te quiero”.

La práctica del “te quiero”

Aumentar el cociente de amor mediante la práctica del “te quiero” es muy sencillo. Empiezas diciéndole a tu niño interior que está asustado, triste o abrumado: “Te quiero”. De este modo, te amas a ti mismo a través de tu miedo, tristeza, ansiedad e inseguridad. Cuando te concentras en decir las palabras “te quiero” a tu niño interior, a menudo descubres que empiezan a aflorar todo tipo de emociones. Cuando esto ocurre, es importante permanecer contigo mismo y seguir amándote a través de todos los sentimientos que afloran.

Uno de los mejores momentos para iniciar este diálogo interior con tu niño interior es cuando aparecen sentimientos de agobio, tristeza, miedo o cualquier emoción que te cueste sentir.

Una vez que te has amado profundamente a ti mismo, puedes enfrentarte a cualquier problema o cuestión que se te presente con sensatez y claridad. Cuando diriges tu negocio desde el amor, empiezas a pensar y a actuar de forma más consciente y estratégica, y a inspirar a tus equipos. Cuando tus equipos están motivados y cuentan con una dirección, pueden garantizar que se tomen las medidas adecuadas en el momento oportuno.

Cuando todas las partes están alineadas hacia un propósito común, aumentan los ingresos y la rentabilidad para un crecimiento a largo plazo y una cultura empresarial próspera.

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